Se debe partir de una verdad clara y simple: en las Empresas Familiares, especialmente las no profesionalizadas, el Riesgo Reputacional de la empresa es directamente proporcional a la reputación y afectaciones de la familia, así como de cada uno de sus miembros, si no se ejecutan las acciones correspondientes para evitarlos a tiempo.

El Riesgo Reputacional se define como aquel riesgo asociado a los cambios de percepción del Grupo, o de las marcas que lo integran, por parte de los grupos de interés (clientes, accionistas, empleados, etc.). 

Las partes claves de esta definición son "percepción" y "grupos de interés". Así, un cliente que perciba que la empresa "no está bien", empieza a buscar otra que provea el mismo producto u otro parecido. Un proveedor que perciba que la empresa puede tener (ahora o más adelante) problemas de liquidez, reducirá el tiempo de crédito o simplemente no le otorgará más este beneficio. Pero lo peor es cuando los empleados perciben que hay un problema en la empresa, lo cual puede conllevar a una baja en la productividad, una fuga masiva de personal o inclusive, una intervención por el Ministerio de Trabajo. Estas son apenas algunas situaciones que pueden suceder en una empresa, cuyo Riesgo Reputacional de alguna manera u otra, se activa. 

Cuando una familia controla una Empresa, sobre todo estando en primera o segunda generación (un alto porcentaje de acciones está en manos aún de pocos), el riesgo reputacional aumenta, ya que la posibilidad que se den una de las siguientes tres situaciones (mas no son las únicas), igualmente aumenta:

1. Divorcios: usualmente las personas olvidan que las acciones de una empresa son parte de su patrimonio y por lo tanto, perfectamente exigibles como parte de los activos a dividirse en un divorcio contencioso. Esto pone en peligro la conformación de la Junta de Accionistas, la cual en adelante puede incluir a una persona que no forma parte de la familia y que está en clara oposición a ésta, lo cual puede resultar en que los grupos de interés consideren, que el futuro de la empresa es incierto, ya que habrá grupos claramente contrarios dirigiendo la empresa, lo cual podría afectar las operaciones. 

2. Muerte súbita o sucesión mal (o no) planificada: la muerte de un accionista siempre es motivo de preocupación, ya que pueden ocurrir varios escenarios como por ejemplo, que las acciones de las que era dueño pasen meses en litigio o inclusive, que lleguen a ser entregadas al final del juicio a personas no relacionadas a la familia controladora (un hijo fuera de matrimonio, un acreedor a quien fueran hipotecadas en garantía de un préstamo, etc.). O que muerto el tenedor de las acciones, quien las herede no haya sido preparado para asumir el rol. Esto presenta a los Grupo de Interés un panorama futuro incierto y les hace ver a otros lados para un plan B. 

3. Problemas económicos de uno de los accionistas: cuando uno de los dueños de acciones de una empresa atraviesa problemas económicos, se crea la duda si está relacionado o no a la economía de la empresa, si el accionista venderá su parte a otro grupo económico que hará cambios en la empresa, entre otros cuestionamientos que pueden surgir. En fin, se crea la duda acerca del mal manejo financiero en la empresa y si el resto de los socios estarán en igual situación. 

Estos tres puntos no son los únicos que pueden afectar el Riesgo Reputacional de una Familia y/o una Empresa Familiar, pero sí son las más usuales. 

Ahora bien, dado el problema, debemos analizar soluciones que pueden ponerse en marcha de manera práctica y relativamente rápida, con el propósito de disminuir estos riesgos:

1. Las acciones deben ir a una Holding, preferiblemente una Fundación de Interés Privado: una vez sacando estas acciones del patrimonio individual de cada accionista y entregándola a un holding, el riesgo individual se disminuye grandemente. La posibilidad que estas acciones sean perseguidas por acreedores, cónyuges en litigio o herederos sorpresa, se ve casi eliminado, dando estabilidad y continuidad a la Junta de Accionistas y por ende, al resto de la empresa.

2. Empoderar el Gobierno Corporativo de la Familia y la Empresa Familiar: mantener el control absoluto de la Junta de Accionistas, la Junta Directiva y la Alta Gerencia en manos de la familia cercana o un círculo cerrado familiar, sólo aumenta la posibilidad de que alguno de los Riesgos Reputacionales se active. Sólo pensar en que el Presidente de la Junta de Accionistas, quien es a su vez Presidente de la Directiva y a la vez el Gerente General (entre otros puestos que pueda tener por su afán de control), muera inesperadamente. La inseguridad, confusión, incertidumbre y rumores que puede generar entre los Grupos de Interés esta situación, puede afectar grandemente los rendimientos de la empresa. Por ende, promover una estructura diversa, dinámica, con alternabilidad y rotación, ayuda a brindar una imagen más estable y no tan susceptible a la ausencia de una o dos personas. 

3. Transparencia y Comunicación: los Grupos de Interés deben ser informados acerca de las acciones y medidas de prevención que una familia y la empresa han tomado, en relación a garantizar el funcionamiento, la estabilidad y la continuidad de una empresa, eliminando la posibilidad de que si una o dos personas se ven afectadas a título personal ya sea por litigios, deudas o muerte, esto no interrumpa, merme o afecte la operación. 

 Un patrimonio y empresa estructurados desde la familia, garantiza la seguridad del ingreso familiar, la unidad de la familia y por ende, la continuidad de la empresa.