Llamado a la acción
Por Marta Holness
“Las organizaciones que lideran los ejecutivos en septiembre de 2020 no son las mismas que ingresaron al inicio de año.”
Los líderes sicológicamente conscientes pueden ayudar a prevenir disminuciones en la pérdida de productividad de empleados valiosos. Ya que comprender el impacto sicológico de la pandemia e implementar algunas estrategias de sentido común, ayudará a aliviar la interrupción que el virus ha causado en la vida laboral de todos.
Ante esto detallamos realidades a tener en cuenta y bajo observación por todo líder para una gestión óptima de los lugares de trabajo
- La confianza en el liderazgo se ha visto profundamente afectada. Creando una incertidumbre prolongada, afectando a los individuos a niveles insostenibles, en algunos casos con crisis existenciales delicadas. Esto último, también se refleja en la colectividad de comunidades, organizaciones y como países. Hay una sobredosis de novedad que pone a prueba la capacidad de las personas para organizar sus pensamientos y tareas.
- Las personas que necesitaban que sus líderes fueran competentes, tienen una crisis de confianza con la ansiedad, inseguridad, alienación, cinismo y, a veces, un pensamiento distorsionado.
Cuando los líderes fallan en funciones esenciales, el resultado no es solo material, sino también sicológico.
Originalmente, aprendemos a confiar en los demás para que nos guíen y protejan cuando somos niños. Esa experiencia fundamental de confianza en los líderes (originalmente padres) nos permite confiar en que los jefes, presidentes de empresas y líderes organizacionales saben lo que están haciendo y que están tomando buenas decisiones.
La experiencia generalizada de fracaso del liderazgo puede contaminar las relaciones con todos los líderes, incluyendo empleadores, ejecutivos, miembros de la junta directiva, etc.
Los líderes empresariales deben ser conscientes de esta posible contaminación y trabajar para restaurar la confianza en su liderazgo.
Ante estas realidades hay dos elementos para tomar en cuenta:
1. No es el momento de agregar más incertidumbre si se puede evitar. Mantenga el cambio al nivel mínimo necesario.
2. Tenga en cuenta que sus empleados están muy ansiosos por los cambios que se avecinan; están preocupados por las malas noticias; la pérdida de sus puestos de trabajo o suspensión laboral. Trate de ser lo más transparente posible, reconociendo lo que no se puede predecir, pero tranquilizándolos cuando sea posible.
Paciencia, Compasión y Adaptabilidad
Es raro encontrar a una persona que no conozca a alguien que haya estado gravemente enfermo con el virus o que haya muerto. Hogares donde los pilares principales se han quedado sin empleo, y el miedo a perder sus casas, autos, o cambio de colegio para sus hijos.
El miedo a enfermarse, miedo a morir, miedo a morir solo, miedo a no saber cómo mantenerse a salvo, se suman a la ansiedad económica y laboral. Los individuos varían en su tolerancia a la ansiedad y la fuerza de sus mecanismos de afrontamiento. Sin embargo, nadie es inmune a los efectos de la misma y sobre la salud física, la solidez emocional y el rendimiento cognitivo.
Es aquí donde la flexibilidad, la paciencia, la compasión y la adaptabilidad por parte del liderazgo son fundamentales para maximizar la efectividad de los empleados que regresan a las oficinas o que están en teletrabajo.
En cuanto al teletrabajo, no olvidemos que muchos padres que están realizando sus labores bajo esta modalidad y que no cuentan con asistencia doméstica, están especialmente agotados. Tratar de cumplir con su trabajo, el cuidado o supervisión de los niños en sus clases virtuales y en el mantenimiento del hogar día a día es más que desgastante.
Nuevamente, la máxima flexibilidad y comprensión por parte de los empleadores será lo más importante para asegurar la retención de los empleados más valiosos.
Además de las consecuencias mencionadas anteriormente, las personas se han enfrentado a problemas de aislamiento excesivo frente a demasiada unión. Episodios recurrentes de dudas, confusión y desorientación.
Todo esto contribuye a un mayor estrés que tiene un costo emocional. Es posible que nadie esté en su mejor momento, pero como líder usted puede ayudar.
¿Qué puede hacer el Liderazgo?
1. Manténgase involucrado personalmente con el proceso de recuperación/reingreso. No lo delegue a RRHH ni a un comité. Los empleados necesitan una presencia visible donde los líderes demuestran conciencia, comprensión, flexibilidad y compasión.
2. Los administradores de tareas deben tener una conversación cara a cara con cada empleado. En estas conversaciones, haga preguntas abiertas y específicas:
- ¿Cómo ha sido la experiencia Covid para ellos?
- ¿Han perdido algún ser querido?
- ¿Pudieron visitarlos o celebrar un funeral?
- ¿Tienen presiones económicas, por ejemplo, que uno de los cónyuges pierda su trabajo?
- ¿Qué les preocupa más?
- ¿Qué pasa con la guardería y la escuela para sus hijos?
- ¿Hubo algún beneficio positivo inesperado de la cuarentena/teletrabajo?
Los ejecutivos no deberían estar exentos de estas conversaciones. Cada uno de nosotros se ha visto afectado personalmente de formas diferentes y complejas.
Tener que esconder o dejar eso a un lado compromete la capacidad de trabajar.
Tenga en cuenta que los colaboradores con niños y con problemas de salud, son los más vulnerables, tienen desafíos adicionales, ansiedad y estrés.
Aquellos que dependen del transporte público pueden preocuparse por la exposición adicional que implica.
Obviamente, los empleadores no pueden resolver todos o incluso muchos de los problemas que las personas han enfrentado y que surgirán en estas conversaciones. Pero la conciencia y la compasión pueden ayudar a alguien a reunir fuerzas y concentrarse en el trabajo.
1. Practique la máxima flexibilidad posible. Permita que los empleados combinen el teletrabajo y el trabajo presencial. Permita horarios flexibles para que puedan tomar turnos para cuidar a sus hijos.
2. Comuníquese con frecuencia y con regularidad y sea transparente sobre lo que sabe, lo que no sabe y lo que planea hacer. Los empleados se preguntan qué pasará si se enferman. O si están expuestos a un compañero de trabajo enfermo. Se preguntan qué tan seguros son sus trabajos. Incluso si tiene que admitir que no conoce las respuestas, es mejor poner los problemas sobre la mesa, así como un calendario claro de cuándo llegará más información. Sepa que los planes que ponga en práctica probablemente tendrán que cambiar varias veces. Planifique actualizaciones frecuentes; semanalmente sería un buen momento para comenzar.
3. Modele y anime ser paciente, tranquilo y adaptable. Comprenda que a veces todos nos desmoronamos.
“La buena noticia es que el trabajo significativo es uno de los antídotos más poderosos contra la ansiedad y la depresión.”
En el libro The Splendid and the Vile de Erik Larson, hay una imagen recurrente sobre la vida cotidiana durante la Batalla de Gran Bretaña al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Cada mañana, los londinenses se despertaban con casas y edificios bombardeados y horribles pérdidas de vidas, sin embargo, mientras cuadrillas limpian los escombros, las bombas, los cadáveres, la gente evita el caos y se pone a trabajar.
En esta crisis, hacer posible que las personas trabajen es parte de la recuperación sicológica.