En mi recorrido por el país, hablando con empresarios grandes, muy grandes y muy pequeños, me he encontrando que la mayoría de las empresas son entidades sin cabeza. Porque recordemos que la cabeza no es el Gerente, no es la Junta Directiva ... son los Accionistas. Y aquellas que sí habían emitido acciones, sólo lo habían hecho para cumplir con una formalidad, mas no eran consideradas como parte de la administración del negocio o del patrimonio del dueño.
Ahora bien, hay que considerar que los Accionistas deben ser vistos de dos maneras:
a. Como dueños de activos, siendo estos activos sus acciones, acciones que a su vez generan dividendos que deben ir a parar a la cuenta bancaria del accionista, o por lo menos, a la de alguna estructura como una Fundación o Fideicomiso.
b. Como las personas quienes a través de sus reuniones, toman las decisiones más importantes sobre la empresa, como por ejemplo: nombrar a los miembros de la Junta Directiva, establecer su remuneración, declarar pago de dividendos y otras ...
La persona que es "dueña" de una empresa lo es en virtud de sus acciones, aquel papel que tiene su nombre y el número de acciones que posee en la empresa y que muchas veces no existe.
Quien tiene acciones tiene activos a su nombre, como lo es su casa, un terreno o una cuenta bancaria con dineros depositados. Estas acciones tienen un valor y así como cualquier ítem de su patrimonio, debe ser anotado, administrado, resguardado y planificado para el futuro.
Estas acciones generan dinero, usualmente periódicamente. Esta entrada de dinero debe ser planificada y debe formar parte de una estrategia: a dónde va a ir a ese dinero, a una cuenta personal o a una Fundación, por ejemplo.
Las acciones deben ser tomadas en cuenta al momento de planificar el testamento o la sucesión en general: quién las heredará, cómo se distribuirán, cómo lograr que los hijos y los nietos puedan disfrutar de sus rendimientos o tomar decisiones sobre la empresa que las emitió...
Las responsabilidades que conlleva tener acciones deben ser ejecutadas, ya que de no hacerlo, podemos estar faltando a regulaciones locales sujeto a multas o inclusive, a través de la omisión de actuar, podemos estar generando una disminución del valor de las acciones y por ende, de la empresa.
Tener acciones significa como mínimo, que hay que participar una o dos veces al año de reuniones de Accionistas, permite ser informado o tener acceso a cierta información de la empresa y a expresar su opinión sobre ciertos asuntos.
Desde el punto de vista patrimonial, las acciones son muy distintas a una casa, un carro o un Plazo Fijo. Las acciones dan derechos y poder de decisión directo sobre la fuente de ingresos, es decir, la empresa. Si consideramos que eventos como divorcios, muertes súbitas o peleas familiares pueden lograr que perfectos extraños, competidores o inclusive enemigos tengan acceso a tomar decisión sobre nuestra fuente de ingresos, es importante que una persona que tiene acciones, planifique para que este tipo de situaciones no se den.
Las Fundaciones de Interés Privado o los Fideicomisos, son la mejor manera de proteger las acciones y garantizar su unidad, previniendo un fraccionamiento que ponga en peligro la estabilidad de la empresa y de la familia.
Accionistas como ente de decisión
Al organizar el patrimonio de una persona con acciones, hay que tomar en cuenta cómo estas acciones participarán de las reuniones de Accionistas:
a. ¿Participarán de manera personal e individual?
Imaginémonos una reunión de accionistas de una empresa que tiene 2 familias controladoras. En una familia hubo 3 herederos, cada uno con 100 acciones. En la otra familia hubo 6 herederos con 50 acciones cada uno.
Bajo este ejemplo, es mucho más fácil que los 3 hermanos se pongan de acuerdo y lleven una postura unificada, que los otros 6. Es más, resulta fácil lograr que uno de los 6 hermanos vote con los otros 3, logrando una mayoría y el control efectivo de la empresa.
b. ¿Participarán de forma colegiada y única?
Utilizando el ejemplo de arriba, si los 6 hermanos pusieran sus acciones en una Fundación o un Fideicomiso, estarían obligados a llevar una postura unificada a la reunión de accionistas. El escenario anterior se vería totalmente modificado, ya que esos 6 hermanos, representados por el Fideicomiso o Fundación, podrían más fácilmente lograr que uno de los 3 hermanos vote con ellos, controlando entonces la empresa.
Esto sin contar que la unificación de las acciones bajo una figura de Fundacional o Fiduciaria, blindaría la posibilidad de que si uno de esos hermanos se divorcia, parte de sus acciones quedarían en manos de su ex esposa.
En definitiva, las acciones de una empresa no deben emitirse sólo con el propósito de cumplir con una formalidad, ya que estas acciones tienen derechos reales sobre la empresa y tendrán una afectación directa sobre ella y sobre el patrimonio de su propietario. Por ende, su tenencia hay que organizarla y protegerla, considerando estrategia, familia y empresa.
Ibsen Alejandro Ávila
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