El Fideicomiso siempre ha sido una estructura viable, práctica, segura y eficaz para los negocios y operaciones comerciales. Ha estado ligado al sector inmobiliario, construcción y financiero por sus obvios beneficios al momento de estructurar préstamos, garantías y joint ventures. Pero quizá justamente por su cercanía a estos sectores, es que ha sido considerado más costoso, inaccesible para ciertos segmentos o inclusive, su existencia es totalmente ignorada por una buena parte de la población comerciante y de patrimonio medio.
Debido a lo anterior, el Fideicomiso ha pasado desapercibido entre la gran mayoría de las personas, sin poder desplegar su máximo potencial en beneficio de las empresas, familias y negocios. Hasta ahora…
Atrás quedaron los días donde tener múltiples Sociedades y Fundaciones era lo más práctico, ahorrativo y seguro. Atrás quedaron los días en que las Sociedades y Fundaciones eran aceptadas en los bancos tranquilamente, tanto para abrir cuentas como para pedir préstamos hipotecarios. Atrás quedaron los días en que los Abogados vendían sociedades en línea de ensamblaje y renunciando inmediatamente a sus responsabilidades de Agente Residente.
El riesgo y costo operativo, legal y reputacional de las Sociedades y Fundaciones hoy día, se ha triplicado para todos los que están involucrados en ella de una forma u otra: Suscriptores, Directores, Dignatarios, Beneficiarios Finales, Accionistas, Apoderados Generales, Agentes Residentes, etc., ya que todos llevan el peso del Cumplimiento, el Control y la Prevención. Este peso no sólo conlleva un alto costo en materia de riesgo, sino un alto costo económico asociado a dicho riesgo si se llega a materializar.
Luego de la Ley 23 de 2015, la Ley 22 de 2015 y la recién publicada Ley 52 de 2016, así como sus respectivos reglamentos y acuerdos generados y que puedan generar, para que una Sociedad o Fundación sean aptas para ejercer el comercio, ingresar al sistema bancario y poder tener un verdadero valor para sus beneficiarios, ahora deben ser realmente administradas y operadas. Esto implica hacerle reportes, estados financieros, llevar contabilidad, manejar archivos, estar al día en las tasas e impuestos, pagar al agente residente por sus servicios los cuales ya no son solamente "ceremoniales", etc., todo lo cual hace que las Sociedades y Fundaciones tengan un costo real operativo cuantificable mensual. No hacerlo, conlleva riesgos aún de mayor costo.
Estos costos y riesgos se han vuelto tan elevados, que puede ser más fácil, viable, práctico, eficaz y seguro, usar los servicios de una empresa como ASSETS TRUST, para que incluso a través de un solo Fideicomiso, se puedan administrar y gestionar las transacciones, patrimonios y negocios, que en este momento se hacen a través de 15 sociedades, a un precio mucho más competitivo y un riesgo mucho menor.
La relevancia de los Fideicomisos ha tomado un nuevo auge. Si bien es cierto que las sociedades y fundaciones siguen siendo vehículos perfectamente viables y eficientes para un gran número de usos, el desgaste operativo y económico que hoy día conlleva tener una estructura societaria y fundacional mediana, ya no es tan viable como antes; simplemente no vale la pena considerando que al alcance de sus manos, está una figura que puede ahorrarle tiempo, dinero y problemas: El Fideicomiso.
Ibsen Alejandro Ávila
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