A medida que los bancos se ven más presionados a disminuir sus riesgos, el comercio, la inversión y los negocios en general se verán presionados para buscar otras alternativas para acceder a financiamiento, inversionistas y otros mercados.
El de-risking se ha convertido en una norma cada vez más común, por la cual sectores importantes de la economía se han quedado sin acceso al sistema bancario. No porque estén haciendo algo ilegal, simplemente por el riesgo potencial que pueden representar. Estos sectores pueden ser tan granes y complejos como los casinos (riesgo de blanqueo de capital), como sectores tan sencillos y simples como los Emprendedores y las Mipymes (riesgo de incumplimiento de pagos).
Mientras que algunos sectores comerciales han quedado completamente huérfanos (financieramente hablando), otros sectores se ven cada vez más incapaces de acceder a préstamos bancarios debido a las altas tasas de interés, los cortos plazos a los que son sometidos, las garantías excesivas solicitadas o los bajos montos que pueden pedir. Esto hace que para muchos negocios (a veces sin saberlo), el préstamo sea el detonante para su insolvencia.
En nuestras sociedades tradicionalistas y conservadoras, es fácil entender por qué los bancos (pilares de la seguridad y la tradición), son el centro del mundo comercial. Pero ha llegado el momento en el que el sector Comercio tendrá que buscar nuevas fuentes de financiamiento para poder crecer.
Este fenómeno bancario también afecta al público inversionista, ya que las bajas tasas de retornos de productos bancarios como Plazos Fijos o Cuentas de Ahorro, o la volatilidad e inseguridad del mercado bursátil, no satisfacen sus necesidades.
Así, el Fideicomiso hoy más que nunca, se ha convertido en la plataforma o vehículo perfecto, sobre el cual construir un sistema de garantías, financiamiento, seguridad y planificación patrimonial, que un banco jamás permitiría, con rendimientos que tampoco ofrecerían.
Por ello hoy día, existen un plural número de empresas dedicadas a la constitución de Fideicomisos, desde los cuales se emiten bonos garantizados por una activos tan diversos e innovadores, como por ejemplo:
Fideicomisos Agropecuarios, muy utilizados en Argentina, donde las reces, los granos, la producción futura, etc., sirven como garantía para captar nuevo capital a través de la emisión de bonos fiduciarios.
Fideicomisos de Construcción e Inmobiliarios, para financiar nuevos proyectos de vivienda, utilizando como garantía el terreno, las casas, las ventas o alquileres futuros, etc.
Fideicomisos o Fondos para la promoción de sectores, usualmente son de capital mixto (gubernamental y privado). Esta modalidad es muy utilizada en México, para promocionar el sector turismo por ejemplo.
Fideicomisos o Fondos para financiar Emprendimientos o Mipymes, alimentados por programas de RSE, ONGs o por inversionistas privados que creen en este tipo de proyectos. Pueden o no tener garantías y en muchos casos, son garantías más "ceremoniales" como un vehículo de segunda, las acciones de la sociedad, cesión de derechos sobre el resultado, cesión de ganancia futura, etc.
Para empresas financieras no bancarias, que otorgan préstamos o emiten tarjetas de crédito, una forma de obtener nuevo capital es poniendo ciertas carteras hipotecarias o crediticias en Fideicomiso, dese el cual emitir bonos amparados por los rendimientos generados por as letras. La titulización, titularización o securitización de activos financieros, es una práctica muy común en muchos países.
En definitiva, existen muchos otros ejemplos en los cuales empresas, organizaciones, grupos de emprendedores, han recibido dineros procedentes de inversionistas privados, a través de emisión de bonos garantizados por activos diversos en Fideicomisos, que dependiendo del activo o jurisdicción, puede que sean sujetos a aprobación de entidades reguladoras distintas.
Estos son apenas algunos de los usos que se le puede dar al Fideicomiso, pero al final, la moraleja de esta historia es la misma: en un mundo donde los comerciantes tienen cada vez menos acceso al crédito y por otro lado, los inversionistas reciben cada vez menos rendimientos de productos bancarios, el Fideicomiso se convierte en el punto perfecto de convergencia para estas dos partes, desde el cual pueden estructurar productos financieros ideados por ellos y para conveniencia de ambos, para beneficio mutuo y con números mucho más rentables para todos.